Cada año, entre junio y noviembre, el Caribe se convierte en el escenario de uno de los fenómenos naturales más conocidos: los huracanes. Pero como todos los eventos del clima, estos tienen una razón y es justo lo que expondremos en este texto.
Los huracanes son tormentas tropicales que se forman sobre océanos cálidos. Para que se generen, se necesita que la temperatura del agua del mar sea superior a los 26.5 grados centígrados, condiciones ideales para que se inicie el ciclo del agua.
Para que este sistema de tormentas se convierta en un huracán, necesita más ingredientes. Aquí es donde entra el efecto Coriolis, debido a la rotación de la Tierra. Este efecto hace que los vientos que convergen hacia el centro de baja presión comiencen a girar. En el hemisferio norte, esta rotación es en sentido antihorario.
Durante los meses de junio, julio y agosto, el Caribe y el Atlántico tropical alcanzan temperaturas altas, creando el entorno perfecto para la formación de huracanes. Además del calor del agua, las ondas tropicales, que son perturbaciones de baja presión que viajan desde África hacia el oeste, son más frecuentes en esta época del año. Estas ondas actúan como semillas para la formación de huracanes.
El monzón de África Occidental también contribuye a este proceso, creando condiciones atmosféricas favorables. A medida que estas ondas tropicales se mueven hacia el oeste sobre el cálido Atlántico, encuentran las condiciones ideales para desarrollarse y fortalecerse. Así, la combinación de altas temperaturas del agua, alta humedad y bajas cizalladuras del viento facilita la formación de poderosos huracanes.
Venezuela es un país privilegiado por su clima, eso no lo hace escapar de estos eventos climáticos, sobre todo en la segunda mitad del año; en Acqua Fontana seguimos preocupándonos por el bienestar de nuestra comunidad y por ello queremos seguir informando con noticias como esta.